domingo, 11 de enero de 2015

Mi verdadera vida Parte 2 Capitulo 3

 ¡¡Hola¡¡
Espero que estas fiestas las hallan disfrutado mucho.
Tengo buenas y malas noticas...
Las malas: Cambie de pc, esto quiere decir que muchos trabajos que tenia se perdieron, entre ellos una historia de uno de ustedes, querido escritor (a) anonimo, con gusto la terminare, solo manda a mi correo de nuevo.
Las buenas: Termine mi certificación "CAE" lo que significa que tendré mucho tiempo libre a partir de febrero, eso es decir que abra mucha mas actividad en el blog.
Sin mas, continuamos donde lo dejamos el capitulo anterior, hasta luego...David.


-¡Delicioso! ¿Por qué no pruebas el tulló linda?
-¡¡No me cambies el tema!! ¿Entiendes lo que acabas de decir?
-Claro que lo entiendo, yo lo dije después de todo, claro…se me olvidaba decirte. Te llego este mensaje. Toma.

Dijo esto último mientras de su delicada bolsa de mano sacaba mi anterior celular, era uno de esos celulares económicos, pero al menos tenia android..

-¿Mensaje? A mí nunca me “mensajea” nadie…
<<Hola Chris, soy Samanta, Fer me dio tu numero, me senti muy mal x lo que dije ayer :( delante de tu amiga. la fiesta se pospuso porque no te encontramos x ningún lado??? Hoy se vuelve a armar te esperamos :p>>
-Ayer, recuerdas que Samanta nos invitó a “tu fiesta”. Es de mala educación no asistir a la fiesta que a uno se le celebra ¿No crees?
-¡¡¡NO!!! De ninguna manera es un falta de educación faltar a un lugar donde no se te es querido, además esa fiesta era a mi nombre pero no era para mí.
-Exacto, tú ya no eres Chris eres Alison. Te lo voy a poner de esta forma…

Claro que si mi amor. Puedes ir a esa fiesta que tanto me estas rogando.   No te preocupes; claro que puedes ir a comprarte ropa nueva. Ya sé que quieres ir súper hermosa a la fiesta, es más; puedes llegar a la hora que quieras al café, té estaré esperando hay. Solo márcame y mandare un taxi por ti. No olvides tu traje de baño linda seguro que quieres ir a nada a su casa…Que te diviertas.
  Se levantó de la mesa, recogió su bolsa de mano y camino a la salida del hotel sin decir nada más.

-Pero ¿Qué diablos?  Espera…¿Qué haces? ¿Paty? ¿Paty?
Gritaba mientras ella caminaba sin reaccionar en lo más mínimo.
Me levante de la mesa y trate de alcanzarla pero unos cuantos metros antes de poder alcanzarla un joven trabajador del hotel me detuvo mientras me gritaba detrás de un mostrador cercano a la salida del restaurante el cual suponía que cumplía la función de caja registradora para pagar por servicios:

-Señorita, no puede retirarse. ¿Quién pagara por la comida?
-¡¡Diablos¡¡ Claro la comida. Es solo que no tengo con que pagar…
-Gusta que lo carguemos a su cuenta…
-¡¡Amm… CLARO¡¡ Si por favor.
-Muy bien, siento el inconveniente. Puede seguir persiguiendo a su amiga.
-No es mi amiga es mi….mamá?
Paty ya había desaparecido en cuanto regrese la mirada a la puerta del hotel, no savia que hacer en ese momento.
Todo lo que ella hacia era por una razón y esto debería de tenerlo también. Todos en el restaurant me miraban mientras murmuraban por la “escena” que habíamos montado ella y yo. Me resigne a caminar de regreso a la mesa, podía sentir la mirada de todos esos comensales mientras me dirigía a sentarme.
 Ya en la mesa solo podía pensar en:
-Ahora qué hago?
Las fresas seguían intactas en el plato que la chica me había ofrecido así que dije:
-¿Por qué no? Las tendré que pagar de todas formas.
Introduje la cuchara en el delicioso postre de color rosa que estaba delante mio. Una sola cucharada y de repente…


-¡¡¡PUAGH¡¡¡ qué asco, esto esta horrible. Sabe súper mal
Literalmente escupí la pequeña porción en mi plato.
Una suave vibración se sintió en mi pequeño bolsillo derecho seguido de un sonido muy clásico de todo celular Apple, otro mensaje más:
-Linda, no sé si lograste entender mi punto. Ahora tú serás uno de ellos, tu eres por mucho la chica más hermosa de toda la ciudad y deberías estar consiente ello. Ve a esa fiesta y disfruta lo que siempre habías deseado conocer pero no podías por las constantes burlas de todos ellos.
POSDATA…No comas las fresas. Si en efecto somos madre e hija te darías cuenta del odio que le tengo a esa fruta. Mi abuela no las toleraba, mi mama no las toleraba y yo tampoco así que quería comprobar si es verdad lo que creemos. Por no soy tan cruel para hacerte sufrir…

Una suave carcajada de mis labios se escapó mientras me decía sarcásticamente a mí.
-Jaa..Gracias Mamá…me debiste advertir antes.
Es verdad, ciertamente era la chica más guapa que nunca antes avía visto en mi vida. Y seguramente también era ahora como todos ellos.

Fernando, Paulina, Samanta. Todos ellos ahora eran mis semejantes, no era ya el simple chico aburrido de 15 años. Algo en mi interior crecía a cada instante que recordaba todas y cada una de las malas experiencias que me habían hecho pasar.

-Tienes razón Paty. Lo are, disfrutare lo que siempre había soñado poder vivir.
Respire profundamente y decidí que seguiría el consejo de Paty.
Me retire del restaurante no sin antes dirigirme a la caja donde el chico me había detenido momentos antes, podía sentir como las miradas de todos recaían sobre mi mientras comenzaba a entablar un conversación con el joven cajero:

-Hola, perdón por lo de antes. No entiendo que le paso a mi mamá. Esta muy rara últimamente.
Esa frase, fue una justificación más que saludo por mi anterior “escenita” que montamos.
-¿Disculpa? Creo que estas de broma. ¿Hija de Paty? Permíteme dudarlo.
Una respuesta que me dejo en shock.
-¿No creo que ella tenga una hija? Ella me había dicho que no tenía familia alguna.
-Bueno…este…si soy familiar suyo si eso tienes duda…¿No notas el parecido?
Buscaba desesperadamente una respuesta, pero solo lograba empeorar la situación suponía.
-Digamos que te creo linda; ¿Qué se te ofrece?
-Nada…solo quiero pagar por todo.
-Claro chica, lo que digas. Permite tu tarjeta.

El joven trabajador parecía disfrutar con la incomodidad que me producía sus preguntas.
Extendí mi mano con la tarjeta que me había dado Paty la noche anterior, el joven la tomo y procedió a pasarla por el lector de la terminal bancaria que tiene todos los establecimientos para pagos con tarjeta. Su mirada al escanear aquel pedazo de plástico cambio por completo y solo una pregunta más dijo al momento que extendía su mano para regresar mi tarjeta:
-¿Cómo?
Tome la tarjeta entre mis manos mientras salía a toda prisa de aquella sección del hotel con el corazón completamente acelerado y asustado más que otra cosa.
-¿No me creyó?
No imposible, nadie jamás podría averiguar la verdad. Hacer que las personas me crean será más difícil de lo que creí.
Tenía claro que lo único que quería hacer ahora, llegar a la casa de Samanta y restregarles en la cara a toda esa “bola de niños creídos”  mí nuevo ser, pero estaba claro que no podría simplemente llegar y decirles a todos:
-Hola a todos miren mi nuevo cuerpo que pedí de cumpleaños.
No al menos si quería que no llamaran a la policía o algo peor, tenía que pensar en una “cuarteada”, no podía regresar a la habitación a pensar con más claridad, el tiempo que habíamos alquilado la habitación había terminado seguramente. Ya no podía regresar hay.
Al café no podía ir claro estaba, si llegaba hay Paty pensaría que no tenía el valor necesario para cumplir con su plan, el café tampoco era una opción.
De repente lo supe, era un lugar perfecto para poder estar un rato a solas. Era un lugar muy callado en su mayoría y sabía que estaría solo sin duda alguna.

-¡Mi casa¡
Me repetí en vos alta mientras un nudo en la garganta sentía.
No lo quería admitir, pero ese era el lugar más pacífico que por mi mente pasaba. Ahí se me ocurriría algo para poder llegar a la casa de Samanta.
Antes de poder salir del hotel tenía que pasar a la recepción a regresar la llave electrónica de la habitación y dejar en ceros las cuentas que debía de haber generado. Mi paso era lento y muy discreto, no quería despertar mucho interés sobre mi presencia, pero por desgracia mía el hotel albergaba muy poca gente, por lo que pasar sin ser notado era realmente imposible.

El pasar entre los múltiples ojos curiosos me hacía sentir un bochorno que seguramente mis mejillas rosadas debían denotar.
Una chica muy atractiva que demostraba muy poca edad se encontraba en el pequeño cubículo que correspondía a la recepción. Su completa atención recaía en el monitor que tenía delante de ella.

Me acerque a lo suficiente para que notara mi presencia y solamente me dirigí a ella diciéndole:
-Hola, me gustaría retirarme de la suite número 2.
-Claro, un segundo por favor.
La joven recepcionista tecleaba su ordenador con singular efusividad y velocidad. Pasaban los minutos y la chica seguía tecleando sin respiro alguno.
Hubo un momento de silencio donde el sonido de sus delicadas uñas chocando contra el teclado se detuvo y se atención fue prestada en mí.

-Tu tarjeta por favor.
Le brinde a la chica lo que solicitaba y nuevamente el sonido de las teclas se hiso presente.
-Listo, solo necesito la aprobación del sistema y podrás retirarte Alisson.
-…Gracias
Unos cuantos segundos más y la chica volvió a dirigirse a mí:
-Eso es todo, su taxi la está esperando afuera, le enviaremos  sus pertenecías a su dirección. Gracias y vuelva pronto…

Trataba de no demostrar sorpresa ante todo lo que había sucedido en unos cuantos minutos. Estaba a punto de dar las gracias cuando nuevamente el sonido de las teclas retumbaba en mis oídos. La chica estaba demasiado centrada en su ordenador que lo último que quería era distraerla así que di media vuelta y regrese a la entrada.

El sol deslumbraba mi vista al salir, justo en la entrada del hotel había un taxi con la puerta abierta, suponía que ese era mi transporte así que entre en el y cerré la puerta detrás mía.
-Buenos días señorita, cuál es su destino.
-Avenida Marshall No 161
-Entendido. 
Un señor de una edad un tanto avanzada, con la cabellera totalmente blanca y una voz muy masculina introducía las llaves en la hendidura del taxi mientras yo fijaba la vista en el cristal del lado izquierdo tratando de no pensar en nada. 
El chofer encendió el automóvil y nos dispusimos a recorrer el largo trayecto que comprendía el cruzar de extremo a extremo mi ciudad.
25 minutos pasaron desde la última palabra que pronuncio, el camino era largo y monótono por lo que como todo buen taxista, el chofer comenzó a realizar su segundo oficio.
-Sabe algo señorita, usted es la mujer más hermosa después de mi esposa que ha subido a este taxi.
-Gracias, ¿Así es como trata a cada chica con la que entabla una conversación?
-No señorita no piense mal de su servidor, no soy ninguna especie de pervertido si es lo que quiere saber, es solo que su belleza es abrumadora para un niña de tan poca edad.
-Gracias señor, es muy háblame de su parte.
No tenía ganas de hablar con aquel hombre, nunca fui muy afecto a hablar con las personas y mucho menos con los taxistas de mi ciudad, de su boca por lo general solo un compendio inútil de cultura popular era lo que resultaba de tratar de entablar una conversación, quejas sin sentido sobre los altos precios del petróleo o resultados de los partidos de futbol era lo más común de escuchar, pero este señor tenía algo un tanto diferente que logre percibir desde que aborde su automóvil.
-Las gracias no se dan cuando es una obligación, todo buen caballero debe de enaltecer la belleza de las mujeres sobre cualquier otra cosa, es un placer para nuestros ojos el mirar la hermosura que la figura femenina representa y cuando esta es tan perfecta como lo es usted, las palabras faltan para poder expresarla…
El rubor de mis mejillas comenzaba a ser evidente y eso me molestaba muy en el fondo. Un hombre desconocido de unos cuantos ayeres estaba provocando en mí algo que me repugnaba y a la vez me resultaba cautivador.
-Su esposa es muy afortunada de tener un hombre como usted en casa.                                              
-Gracias hija, espero que ella la escuche en el cielo mi querida.
-Lo siento mucho…no era mi intención…
-jaja- Río para sí mismo el habido conductor después de un largo suspiro que antecedió a su habla.
-No se preocupe señorita, es un placer vivir con ella y sin ella. A este viejo taxista no le falta mucho para reencontrarse con su amada, y cada día de su ausencia es una oportunidad más para desearla intensamente…mientras nosotros los hombres bebemos cerveza o mirábamos el futbol, las mujeres piensan en nosotros, concentrándose y decidiendo si descartarnos, cambiarnos, matarnos o simplemente abandonarnos, al final no importaba lo que decidan, siempre nos dejan solos y locos por estar a su lado…
-Fue muy afortunada de conocer a semejante caballero señoorr….
Dije esto último haciendo hincapié en resaltar que desconocía su nombre y dejando un espacio para que me contestara el anciano conductor.
-Adrián…Adrián Sender mi joven preciosura…
Mis mofletes ardían por las palabras que aquel señor utilizaba en cada una de sus frases y solo me resigne a sonreír para mí.
-Bueno…querida chiquilla, este es su destino.

-Muchísimas gracias Adrián. Podría esperar unos minutos en lo que busco dinero para pagarle.
-No es necesario, cuando un viaje te deja un enseñanza no tienes por qué esperar nada más a cambio. Señoritaaa…
El enfatizo de la misma manera esa palabra para que yo respondiera al igual que él.
-Alison…Alison Marcs… El apellido de mi padre, salió sin previo aviso.
-Entonces…ha sido un placer señorita Marcs…hasta luego.
El conductor se despidió con un grácil ademan y desapareció en la esquina para regresar seguramente a su trabajo. No sin antes dejar en mí, lo que posiblemente es mi primer cumplido por parte de un hombre.
Una gran sonrisa llenaba mi rostro, me di la vuelta. Y hay tenia, justo delante de mí aquel lugar que por muchos años fue más un rincón de soledad que un hogar, y eso era justo lo que buscaba ahora.


Abrí la puerta principal, lenta y silenciosamente. No había nadie, pero quería cerciorarme por completo, solo introduje la mitad del cuerpo y comencé a gritar:
-Hola??...Hay alguien???
No había respuesta alguna y eso me tranquilizaba. Pase por completo y cerré la puerta detrás mía. En efecto no había nadie en lo absoluto, y todo estaba igual de cómo lo deje cuando salí. Solo una cosa era diferente. La contestadora maraca que tenía mensaje.
-Hola, Chris. Soy Sam…te estamos buscando por todos lados. Espero que recibas mis mensajes. Te esperamos…Adiós
-Hola…Soy yo de nuevo Sam…pronto empezaremos, y bueno…llámame…Bye.
-Hola, Chris…la fiesta se pospuso…te esperamos mañana…Soy Sam…Chao…
-Hola de nuevo Chris, me pasaron tu celular, espero tu respuesta...Bye.
Ok…esto es nuevo, y en realidad lo era. Nunca nadie llama a mi casa, todos los clientes de mis padres se comunicaban por sus números privados y en el caso de mis hermanos, nunca salían del celular así que esto era muy…peculiar.
-Claro, mi celular.
Antes de que me dejara Paty me entrego mi celular (el anterior claro)…busque en los únicos 2 bolsillos que tenía mi diminuta prenda pero solo encontré el que me regalo Paty.
-Qué más da. Me dije hacia mí y comencé a redactar en aquel blanco celular…
-Gracias, ya recibí tus mensajes. Eres muy linda por la fiesta pero no puedo asistir.
 Estoy fuera de la ciudad y no regresare hasta después. Disfruten ustedes. De nuevo gracias.
Listo simple y conciso. No tendría que dar más explicaciones porque no contestaría de cualquier forma. Conociéndola, no dudaría en seguir mi consejo y disfrutar sin mi…claro esta.
-Ok :´(…Trataremos de divertirnos, ojala regrese pronto y te celebremos XD bye.
Listo, una cosa menos que preocuparme. Chris no regresaría, no por el momento.
Ahora…¿Cómo entrar en la fiesta?
Pasaban los minutos y yo seguía andando de un lado al otro de mi casa tratando de pensar en un buen plan para poderme colar a la casa de Samanta y lograr “fingir” toda un historia sobre mí.
Subía y baja las escaleras, recorría la sala de estar hasta la cocina, entraba y salía al patio trasero sin poder imaginarme nada. Justo cuando estaba por darme por vencido, se me ocurrió un plan genial, una cuarteada perfecta que podría ir manipulando conforme lo necesitara. Era una idea simple y sencillamente perfecta.
-Solo me falta la ropa perfecta y será todo un éxito.
La ciudad en la que vivía se distinguía por su peculiar clima...
Algunos días tenías que usar guantes y bufanda por el frio congelante que se sentía a las primeras horas de la mañana, pero a medio día podías ver las fuentes de sodas llenas de clientes que buscaban un helado para refrescarse un poco, algunas noches no podías conciliar el sueño por falta de calor y otras no podías dejar el aire acondicionado toda la noche refrescando, en el closet de cualquier persona puedes encontrar desde un abrió largo hasta un traje de baño.
Cosa que a los propietarios de las tiendas departamentales y distintas boutiques de ropa les resultaba un deleite para sus cuentas bancarias, motivo por el que existía “MARCELINI´S”, el centro comercial en el cual existían tantas formas distintas de gastar hasta último céntimo de tu dinero y mi próximo destino…
055….comencé a marcar el numero de un taxi que tenía apuntado mi madre en el refrigerador.
-Hola¡…Si. Avenida Marshall a “MARCELINI´S”. Claro, Muy amable.

5 minutos tardo en llegar el taxi a mi puerta, con velocidad y con un muy buen plan en mente aborde el transporte conducido por una mujer joven limitándome solo a decir.
-Buenas tardes, “MARCELINI´S” si es tan amable.

Y mirando como quedaba atrás la casa de mis padres una sonrisa se dibujaba en mi rostro dejando en mi una sensación de gozo y entusiasmo por llegar a ese centro comercial….